Dícen que se trata del flagelo ecológico más terrible. De la única especie que mata por matar. De su lugar original la cruzó un científico alemán de la Universidad de San Pablo, por los '60, para el entrecruce genético y que las comunes rindieran más miel. Pero cuentan que unas treinta reinas con sus séquitos se escaparon sin querer y lentamente llegaron hasta Camet por el sur y Texas en el norte. Tienen especial predilección por atacar velorios, cortejos fúnebres y partidos de fútbol.
Aunque algunos lo lamenten y no lo puedan creer, los pedantes que lo saben todo y están de vuelta de donde nunca fueron el CHOCOLATE AMARGO no existe. Lo que se vende como tal tiene 43% de AZUCAR. ¡Diabéticos del mundo, salú!