viernes, junio 9

O YO O NADIE

La mentable a todas luces la ausencia de Diego Maradona en la fiesta inaugural del Mundial 2006. El estrellato de Pelé y la presencia de Joseph Blatter no parecen suficientes. La entrada de la delegación argentina bicampeona, hasta con el Hueso Houseman, se hubiera engalanado con la presencia del 10. Anduvo merodeando por Europa, se amenazó su presencia en el campamento argentino, donde el chacarero Gabril Batistuta fue a tomarse unos mates con su modestia y generosidad de siempre, pero él no. Fue a Nápoles a jugar un partido a beneficio y lo agarró la policía fiscal y le sacó los dos Rolex, uno en la muñeca izquierda, otro en la derecha, por unos diez mil dólares, a cuenta de los 31 millones de dólares de impuestos que le debe al fisco italiano, todos guarismos un tanto contradictorios con su meneada admiración por el premier Fidel Castro, el general Chávez y la causa de los indigentes del continente, pero no con las representaciones itálicas, farsescas, que provocan vergüenza ajena.

Es muy difícil establecer el parangón si tiene tanto talento para el fútbol exquisito como para el papelón vergonzante. Menos mal que de él quedará en la memoria el gran jugador que siempre fue. Por lo demás, una verdadera catástrofe.