viernes, septiembre 8

EL PODER EN EL CUARTO ES BRAVISIMO

"SON COMO LOS RATONES"

Fue lo que dijo a mediados de los '80 el emir Don Julio de los periodistas: "Están donde está el queso." Y se quedaron todos moscas, los lauchitas. Sobre todo los deportólogos. Entre ellos uno de los dos intrépidos que del lunes al miércoles de esta semana, en Clarín, siempre un toque de atención para todos los argentinos, a doble página, grandes ilustraciones e infos para poco TXT, muy poco TXT, se mandaron una cobertura de coraje sin igual acerca de quiénes mantienen a las barras bravas y por primera vez toda la verdad exclusiva, bla blá, etc.
Amén de que no dijeron nada nuevo, ni aportaron un nombre, llenando de sugestiones tipo de que todos saben pero no hablan (también ellos, primero que nadie), y siguen, con ellos incluidos, como el ciego y el sordo, esperándose a ver quién hace punta, uno de los intrépidos es un conspicuo miembro del stablishment de Fútbol Espectáculo SA al que no es necesario que le digan ni ordenen nada: tiene tanto olfato periodístico que ya sabe de antemano qué es lo que los patrones quieren que ponga. Por eso viaja a Mundiales, copas, recopas y demás. Un buen muchacho. Un excelente padre de familia. Un data enter con redacción propia, en suma. Porque es el mismo que estando en la sección Deportes de ese ministerio que fue La Razón de los Peralta Ramos, Laiño, Timerman, Pirillo & Co., cajoneó durante tres (3) meses la primicia que Carlos Alberto de Godoy, (a) El Negro Thompson, absuelto en primera instancia del homicidio de un chico paraguayo en la Vuelta de Rocha, la Noche de Reyes de 1983, a instancias del entonces fiscal Norberto Quantín la Cámara había revocado el fallo, le había dado nueve (9) años de prisión por homicidio simple, la orden de detención no había salido nunca y una vez pasado los nubarrones, se había instalado lo más choto con un comercio en pleno centro de la ciudad cervecera, a cuatro cuadras de la comisaría 1a., iba a cenar a la sede del club con la familia y hasta se daba el lujo de verse algún que otro partidito cuando jugaban de local. Claro, el Negro Thompson, Casanello (intendente de Quilmes durante el Proceso, después de ser presidente del club, actual presidente del Comité Olímpico), Meizner (actual presidente de Quilmes, ex candidato a intendente por el PJ) y Don Julio, todos un solo corazón. Si cuando fue absuelto y le hicieron una cena de homenaje en el club Don Julio, pobre, que no pudo ir por otras obligaciones más importantes, mandó una carta de adhesión que hacía lagrimear y pasó a convergtir en un documento histórico. Estos intrépidos de ahora, que ejercen el Poder en el Cuarto, lanzan flamígeras denuncias en los titulares porque el contenido es exactamente el mismo que cuando se destapó lo del Negro Thompson, ya va a hacer pronto un cuarto de siglo. Y sigue habiendo muertos: otros 150, si se quiere alguna exactitud. Y siguen diciendo lo mismo que Enzó Ardigó en Goles, en 1967, o que La Razón, en octubre de 1958, cuando la policía asesinó a Linker en El Fortín. Todos saben todo, nadie dice nada, insinuamos, somos grandes machos patriotas en las mesas de café y a la hora de hablar clarito, la busarda, viejo, el puestito, tengo hijos, acá son todos unos cagones, etc., etc., hasta el próximo muerto que ponemos el casete de nuevo y seguimos como si nada.

Y como nunca van a dejar de ser ratoncitos siguen comiendo del mismo queso, ¿no, don Julio?