viernes, diciembre 8

EL BALLET AZUL EN VENTA

El camarada Heller trata de explicar cómo el capitalismo ya no es más capitalismo.

EL MONETARISMO TAMBIEN SE CULEO AL CHUNCHO

La noticia nos pegó, para qué lo vamos a negar. El club de la Universidad de Chile, uno de los últimos baluartes pertenecientes a la alta casa de estudios fundada hace 164 años por el venezolano Andrés Bello y donde donde saliera, entre otros, Manuel Dorrego con el título de abogado, terminó entregado el rosquete, arrasado por la concentración del capital financiero globalizado.

La alternativa fue drástica: Libros sí, fulbo no.

Los compradores son un conjunto de corredores de bolsa argentinos, capitaneados por Carlos Heller, comunista, cabeza visible de la banca cooperativista, ex vice presidente de Boca Juniors y uno de los nominados por los K para suplantar al eterno Julio Grondona cuando deje de serlo, y en la parte digamos propiamente deportiva, si todavía se puede seguir hablando de eso, el ex comunista y menemista César Luis Menotti, el DT del Proceso, el mismo que el de la noche del triunfo frente a Holanda le dijo a los suyos que miraran para donde estaba el pueblo y no el palco oficial, que era para donde él tenía abierto los bolsillos y se los llenó de oro.

No es la primera vez que este amigo de Joan Manuel Serrat, la Negra Mercedes Sosa y los libros cultos está en el negocio del fútbol. Siempre fue mercachifle con el ganado de dos pies. Hace rato que lo hace en la compra venta de jugadores. Pero a este nivel tuvo un emprendimiento junto con el ingeniero Mauricio Macri para comprar el Deportivo Español que regenteaba el increíble Francisco Ríos Seoane y uno de los de la comisión, el bolichero Ignacio Torres, con un barcito de mala muerte, cerca del polideportivo, se opuso con tal fuerza que lo quemaron vivo con la simple metodología de un bidón de aguarrás y un fósforo.

Agonizó seis días, con total conciencia y alcanzó a hacer el photokit de su asesino material.

Al pedo, por supuesto.

Así como suena y cuesta creerlo. Al gallego lo procesaron, lo encanaron, y también a un pintor boliviano de brocha gorda que le había hecho trabajos en el club y en el Hospital Español, pero andan todos sueltos. Está impune, que es el estado natural de estas cosas en la Argentina.

Ahora las noticias dicen que la U va a ir concesión para este grupo por 30 años, que le van a hacer un estadio propio para 40 mil personas, cosa de no ser menos que el Colo Colo, el Audax Italiano, la Católica, Palestino y vaya a saberse cuántos otros más, total el brillante monetarismo administrado por más que brillantes y prolijitos socialistas, tan brillantes y prolijitos que son mucho mejores que los neoliberales, sobre todo más sensibles porque derraman una lágrima cuando ven la pobreza y marginalidad crecientes, va a ser destinado a la cría de gallinas batarazas y chau a aquellas gloriosas doble jornadas, con la misma guita dos partidos con lo mejor del país.

Sí, estamos tristes. Por muchos motivos. Por lo que significa rematar al mejor postor la historia y porque uno de los hinchas de la U era Salvador Allende. Como también otros presidentes de Chile, tal el caso de Patricio Alwyn y Eduardo Frei Montalva. Todos egresados de la Universidad de Chile, una pátina de prestigio latinoamericano, la casa donde tantas veces entró Domingo Faustino Sarmiento a hablar con su íntimo amigo don Andrés Bello.

Y si es fácil y hasta medio cobarde poner palabras en bocas de los que están muertos, pero con lo cascarrabias que era el viejo, si estuviera vivo los hubiera cagado a puteadas. Si no hubiera sido así, nosotros por las dudas nos adherimos.

Y nos iremos a vivir a la nostalgia. A la del Ballet Azul. A del cuadrito del '70, con el Nene Sarnari, Spedelatti, Sosías, el Loco Barrera, Elías Figueroa, Quintano y Marcelo El Matador Salas, la última joyita que sacaron para pasear por el mundo, con River Plate como primera estación.

Ser nostálgico es gratis. Y estos no trabajan gratis. Al Chuncho lo vendieron por más de 30 monedas, es cierto. Consiguieron mejor menega que por Cristo. Y seguramente van a hacer buenos negocios. Pero con buenos negocios no se hace historia, cabrones. ¿Por qué no van y lo afilian a Bill Gates como socio honorario y consiguen el esponsoreo de Windows en la camiseta?