En tapa o en interior, una lúgubre costumbre diaria de frente y de Perfil
PIASTE TARDE, PALOMA, PERO
TODO ES DIGNO DE UNA INFOGRAFIA
Ya después del Mundial 78 tomamos cómodos la delantera, pero como la agenda de la atención de los bienpensantes andaba en otras pavadas nadie le daba bola. Ya existía la Asociación Defensa Civil del Peatón, con el abogado Juan Carlos Fairstein y el psicoanalista Abel Martín al frente de un equipo multidisciplinario. Ya Paco García Vázquez, desde la presidencia de la Asociación de Arquitectos de la Argentina, le había gritado en la cara al soberbio Cacciatore y sus monumentales autopistas que el dilema modernista era claro: o el auto o el hombre.
Ahora, desde hace unos días atrás, Fontevecchia & Co., que no se pierden nada en el petardismo, muchos días en la tapa, siempre en página interior, la infografía clarita nos va dando el tanteador de cómo van los autoexterminados nacionales. Por ejemplo, hoy, apenas pasado medio año 2006, no se alcanzaron los 1500 argentinos menos. Sacar la conclusión que a fin de año van a ser 3000 es aventurado. Hay que esperar.
A 30 años de la duplicidad de los Menotti Inc., cómodos al frente de la estadística mundial de muertos en accidentes de tránsito que de accidentes no tienen ni la a, no nos baja nadie. La economía de espacio, lo fugaz, lo repentino, lo rápido, evita comentar una casuística que los de Accidentología saben de sobra: si ya hay casi 1500 muertos, otro cifra igual, un poquito menor o mayor, han quedado de paralíticos para arriba. Unos 10 mil sufrieron lesiones de alguna consideración, no precisamente tajitos para ponerse apósitos, pero heridas de cierta consideración.
Como los finaditos, en vida, tenían la costumbre de no vivir solos, el llamado costo social comienza que ya hay por lo menos 6 mil argentinos que están hechos puré, han perdido trabajo, se hacen sopas de ansiolíticos. Están mutilados psico y moralmente, si se quiere. Pero al primer puesto no los quita nadie. Tenemos fibra de ganadores; nacimos para ganadores.
La actual aventura existencia argentina, desde hace más de un cuarto de siglo, para la dichosa clase medie, puede resumirse en pelarse el culo durante muchos años, vivir a verduritas, tener la suerte de sacarlo en alguno de los círculos, pagar las cuotas hasta con el sudor de las patas, subirse y al primer fin de semana con sol, ni qué hablar del verano, subirse, poner la pata contra el piso, el semiremolque no parece tan largo, guiño con luces altas para que el batata que viene de frente se abra que acá viene papá, macho, papá con la máquina.
El trabajo de los bomberos voluntarios de los pueblitos rurales linderos no se puede decir que es heroico. Es trabajo. Y asqueroso. Encima tener cuidado que algún brazo no vaya con un levanta vidrios en lugar del codo o que de diadema posmoderno la piba de 16 años no se quede con algún tacómetro refractante incrustado en el medio de la frente.
Somos lo más grande que hay. Y encima, ahora le vamos a dar de comer a todos los cagados de hambre del mundo, papi. Antes de que suene el primer pito del 2009 van a estar rodando los 580 mil 0 kms. de la producción 2008, ya toda vendida.
Bueno, o lo que queden de ellos después de haberse dado el palo, el piquito de la muerte a 160, 180, qué fierros, la vida es riesgo y hermosa. Además, con Berdoglio a la cabeza dicen que hay otra y podemos tener revancha.
Como dijo el Pitufo de Lomas de Zamora: "Somos un país condenado al éxito". Y parece que viene perpetua con accesorias, che.