Dícen que se trata del flagelo ecológico más terrible. De la única especie que mata por matar. De su lugar original la cruzó un científico alemán de la Universidad de San Pablo, por los '60, para el entrecruce genético y que las comunes rindieran más miel. Pero cuentan que unas treinta reinas con sus séquitos se escaparon sin querer y lentamente llegaron hasta Camet por el sur y Texas en el norte. Tienen especial predilección por atacar velorios, cortejos fúnebres y partidos de fútbol.
miércoles, junio 27
¡ESTO ES AFRANCESAMIENTO!
GOLPE DE TELEFONO POSMODERNO
En medio de los acuerdos y cordialidad que rige en el reñidero político argentino, el licenciado en comunicaciones sin licencia Jorge Telerman se tiró el lance de quedarse como jefe de gobierno de Buenos Aires y entre los rejuntes de grupúsculos y amontonamientos que hizo estaba el de Gabriella Cerrutti, ex Página/12, autora en su momento propicio del best-seller El Jefe, prolija recopilación de cuanta alcagüetería suelta de primera andaba en torno del Chango de Anillaco, las sábanas, los pasillos y otras dependencias exteriores, monumento a la literatura testimonial que en ninguna página, parrafito, oración, interjección o lo que sea, lo vio nunca en el Polideportivo al afrancesado de su nuevo jefe cuando era agente de la SIDE en Washington y después embajador en La Habana para mandarle los cigarros de exclusivo recuerdo de Fidel a cambio de los famosos productos vitivinícolas de la bodega familiar que se fue a la mierda.
Producida la debacle en las filas propias de figurar tercero cómodo en la primera ronda cuando las encuestas lo daban segundeando sin ninguna duda, mirándole los fondillos nada menos que al sociólogo oficialista no trucho Daniel Filmus, con el ballotage a la vista, en una reunión de gabinete doña Gaby -que es de armas, tenedores, comunicados o conferencias de prensa tomar- conminó a que había que decidir los tantos a quién apoyar en la que se venía, ella por lo pronto se volvía rapidito para la pingüinera, a casa que llueve, che, nada de quedarse pegado con el Mauricio que resultó un Macri legítimo.
No se sabe si se mojaron la oreja. Si estuvieron por irse a las manos. O por abajo de la mesa se dieron en los pieses con los tapones de punta. La cosa que ayer el calvo Jorgito, dando una nueva muestra de la fineza que lo caracteriza y que no tendrá la licencia académica para comunicar como hacían los de antes, dejó pasar su tiempito, tomó carrera y ayer cachó el celular y le puso un mensaje de TXT a la levantisca de peso, dándole el olivo e inaugurando a esta pandemia argentina como el medio elegante y paquetón para dar patadas en el tugets oficiales, remotas y telemáticas.
Son una paquetería. Lástima que nos gobiernen.